Hola amigos!
Llevaba ya mucho tiempo sin escribir en este blog, pero sigo con placer recibiendo y leyendo vuestros comentarios, gracias!
Ultimamanete llevo un tiempo reflexionando sobre las relaciones y sobre mi misma... Mi divorcio ya es agua pasada, definitivamente, y, aunque aún tenga algún roce de vez en cuando, podría afirmar que "me llevo bien" con el padre de mis hijos. Su novia es una bellísima persona y los niños la adoran, con entera tranquilidad y satisfacción por mi parte.
Yo llevo una vida "estable" con mi nueva pareja desde hace ya 2 años. Aunque, como en todas las parejas, siempre hay altibajos. Creo que los altibajos tienen por función reforzar y consolidar la pareja. Me he percatado que cada vez asimilo mejor estos conflictos, que antes me parecían catastrofistas y me hacían siempre pensar que había llegado a algo insuperable, o a la ruptura. Aún no tengo claro si eso es gracias a la confianza que me transmite mi pareja o si es fruto de mi propia madurez.
Ah madurez... suena tan a viejo, y sin embargo sí que la siento. Siempre he aparentado madurez, pero creo que ahora la siento por dentro. Es algo muy raro, difícil de explicar... me siento serena, emocinalmente estable, fuerte. Me acerco a los 34 años, pero siento que el corazón me pesa como si tuviera ya los 50. ¿Me habrá curtido el corazón mi divorcio, cual curte la piel el sol?
Ya tan lejos me parecen las alocadas noches de juerga, las fiestas al aire libre, los ligues pasajeros... parece que pasaron mil años, como si lo hubiera experimentado en otra vida... y a la pregunta ¿lo hecho de menos? la respuesta es no... no es nostalgia, no es pena, es el satisfactorio recuerdo de una página pasada. Todo aquello formó parte de mi búsqueda de identidad, de mi eterno sentimiento de soledad, de mi desesperación en llegar a algún sitio. Ahora soy yo, tengo la vida que quiero y donde vaya ya no me importa, pase lo que pase, se que llegaré serena.
jueves, 29 de julio de 2010
Hace tiempo...
Etiquetas:
pensamiento
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