El 15 de febrero entré en mi nuevo hogar... Ahora ya era definitivo no había vuelta a atrás posible.
Primero me invadió la amargura... después de tantas mudanzas, ésta era la primera que debía hacer yo sóla. Limpiar, subir cajas... y abrirlas. De esos cubos marrones empezaron a salir trocitos de mi propia vida, como retales... un álbum de fotos por aquí, un cd por allá, aquél objeto que tanto me gustó cuando me lo regaló, su último regalo y... mi vestido de novia. Cada objeto que sacaba me arrancaba unas lágrimas... representaba el pasado fallido, el sufrimiento callado, el dolor de la separación... y lo más terrible: una página en blanco. Una nueva vida, empezar de cero... ¿acaso no fué lo que deseé tantas veces en mis pensamientos? Si... allí encontré la llave.
Entre objetos que fui guardando en cajas selladas, como recuerdo de un pasado que algún día regalaría a mis hijos, me convencí que ese dolor sólo yo había sentido. Para mis hijos aquélla fue una vida feliz... y mi reto era mantener esa felicidad a cualquier precio.
Me lavé la cara y alegré el pensamiento. Les dije a mis hijos que aquello no era nada, cosas que pasaban, historias de adultos que terminaban... Les mostré lo divertido de disponer de dos casas... y mientras... mi alma sangraba y callaba.
Luego vinieron el abogado, el juicio, la sentencia, los trámites para cambiar la residencia... Un vago recuerdo, un rayo en la tormenta... del que ahora tanto me arrepiento... Pensé que lo mejor era que todo pasara rápido, olvidarme del asunto, no más discusiones, no más malas caras, escapar... intentar evitar que todo ello durara... en nombre de mis niños que tanto amaba. Hubiera dado mi vida si hubiera hecho falta, todo por ellos, para que el dolor les ignorara. Renuncié incluso a sus derechos... a pesar de que todos me lo desaconsejaran.
El acuerdo era preciso, claro y escueto: ningún bien a repartir, domicilio conyugal para el marido, contribución "en natura" para la manutención de los hijos, visitas del papá un fin de semana cada 15 días, una semana en Agosto y una en Navidad... nada más. Eso era todo, allí acababan 12 años de convivencia, 11 de matrimonio... en dos páginas cabía todo.
Pensé que todo había acabado, sin embargo... qué equivocada estaba! La falta de lucha le alientó para pensar que podía humillarme, gritándome delante de los niños cuando venía, montándome escándalos delante de mi padre, reprochándome injustamente culpas que no eran mías... La ira le obsesionó hasta tal punto que tuve que echarle varias veces de mi piso... como un perro, según me dijo. Sí, era cierto... como un perro ¿acaso pues me trataba él diferente?. No pude hacer nada para ayudarle, todas mis palabras las tomaba como ataques...
Entonces le pedí una pensión para los nenes... y en cuanto recibió la carta del abogado... amenazó con tirarme por el balcón antes de darme un sólo céntimo. Fui a denunciarle, pero no lo hice... no quería hundirle más todavía... hablé con él, retiré la denuncia para darle tiempo y recuperarse... ¿quizás fui cobarde?
martes, 22 de abril de 2008
Todo empezó en enero de 2007 (VIII Soledad)
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2 comentarios:
Quizás, en el último instante tuviste algo de compasión.... Un paso atrás no es de cobardes, no te preocupes por eso...
Eso sí, como alguna vez se acerque más de lo que buenamente debería con alguna intención no muy sana, en ese momento no puedes tener compasión... por tu bien...
Lo que me estás demostrando estos días es que eres una mujer muy valiente, y lo darías todo por tus hijos, eso es HONORABLE. Por eso, seguro que tu nueva vida se llena muy pronto y todo sale bien.... no te preocupes por nada...
PD: He estado pensando en alguna canción, y se me ha venido a la cabeza esta:
Mirada de Ángel: Tiempo de Olvido
Guardo con llaves de fuego
momentos imposibles de describir.
Cabalgaré con cuidado en el tiempo
que me quedará por vivir.
Sin tus abrazos que guíen mis pasos,
sólo mi fuerza, para continuar.
Hoy no estoy solo y ya noto esas manos
que me ayudan a levantar.
Espero que te guste....
Que situación tan triste!.
No se que decirte la verdad..
Solo creo que debes seguir adelante. estar con tus niños, y no angustiarte tanto con las tonterias de tu ex.. Si vez que se pone muy agresivo y sientes miedo, no vuelvas a dudar en denunciarlo.. un stop a tiempo siempre es bueno.
te dejo un abrazo..
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