miércoles, 28 de mayo de 2008

Querido iwb7r

Creo que la respuesta a tu comentario bien vale una entrada, porque tras una amplia reflexión, tengo bastantes cosas a decir sobre tus preguntas acerca de la influencia en la pareja cuando llegan los niños.

Bien, en mi caso, tuve los hijos muy joven, porque así lo deseábamos tanto yo como mi entonces marido. El mayor fue un verdadero angelito... 23 meses después llegó el diablillo. Cuando tuvimos al primero, la relación estaba bastante consolidada, pues ya llevávamos más de tres años viviendo juntos. Así que lo disfruté con locura, más cuando decidí dejar de trabajar y dedicarme a él por completo. La relación sufría altibajos, pero la cosa iba bien.

El segundo fue un infierno. Lloraba día y noche. Le daba el pecho a él, y simultáneamente le daba de comer a su hermano mayor. De noche su llanto se introducía en mi cerebro, aún cuando estaba durmiendo. De día el mayor requería mucha vigilancia, pues ya andaba y recorría toda la casa, y tenía que aprender a ir sin pañal para empezar el cole. Fue una época durísima. Yo parecía un zombi. El cansancio me provocaba un estado de nervios que se agravaba con la situación en la que me encontraba.

A pesar de que el papá hacía lo que podía, y que puedo decir en su honor que casi cambió tantos pañales como yo, yo necesitaba descansar. Pero él trabajaba fuera de casa, así que parecía que el único que podía dedicarse a sus entretenimientos los fines de semana era él. Yo tan sólo soñaba con unos mimos, unas caricias, unos masajes... y muchas horas de sueño. Pero pedía demasiado. Así que allí fue donde se empezó a agriar nuestro matrimonio. Mi pérdida de apetito sexual tampoco le sentó bien, y no hizo nada por remediar el asunto. A los 7 años de convivencia, cuando el peque tenía 2 añitos, él me quiso dejar por primera vez. El peque tuvo serios problemas de salud, con los que temimos por su vida durante casi 5 años. Yo logré superar mi temor por su vida y en mi interior rogaba todos los días que no me arrebataran a mi hijo. Pero él se quedó completamente traumatizado, y se desvivía por el niño, actuando de otra manera con el mayor...

En el momento en que él me propuso la separación, aterrada, logré reconducir la situación, al poco tiempo volví a trabajar, y entonces fue él el que se quedó en casa para cuidar a los nenes. Después de esa ruptura, algo se quebró, nada fue igual. ¿Influyeron los niños? No, ellos no, influyó el cansancio inimaginable, aquél que sólo las madres que me lean conocerán. Influyó que él no supiera reconocer mis nuevas necesidades, que pensara que atendiendo al niño habría bastante. Pero yo ya no era la misma... sí, era madre, pero seguía siendo mujer... y los dos nos olvidamos de ello.

Contestando a tus preguntas, querido amigo, y basándome en otras experiencias, creo que una pareja debe ser muy sólida antes de pasar a la aventura de la paternidad, pero, sobretodo, deben ser conscientes que un niño cambia la vida de ambos, las necesidades, las prioridades... Es muy importante que el recién llegado no absorva por completo a las personas que le rodean. Para poderle amar y proporcionarle armonía, los padres deben quererse tanto a sí mismos como a su pareja, y no deben olvidarse quien está en esta vida para quien: los padres para el hijo, no al contrario. Es muy egoísta desear un hijo por necesidad propia o por querer desviarse de los problemas de pareja... porque el hijo acabará destruyéndolos.

Nosotros teníamos una base muy sólida y los deseábamos sin querer tapar ningún problema, y aún así... nuestras vidas empezaron a separarse en el momento que más nos tendríamos que haber unido.

3 comentarios:

Susi CG dijo...

mi querida amiga...estoy totalmente de acuerdo contigo...., un niño puede unir mas a una pareja unida de por si, pero lo que esta superclaro es que a la pareja q no es solida la desune por completo....
un besazoooo

Anónimo dijo...

Gracias por compartir tus vivencias.
Hay que mimar mucho, y comprender esas nuevas prioridades,
Que conllevan tanto trabajo los hijos que los pequeños detalles se aprecian mas de lo que se piensa.
Que se valora mucho que consigan por momentos hacerte olvidar las obligaciones y las tareas, y ser tu el centro de la atencion.
Realmente es como si comenzara una nueva etapa y hubiese que volver a enamorar a tu pareja igual que lo hiciste la primera vez que la conociste.
Gracias jinna
Un beso.
Iwb7r

Josemy dijo...

Un hijo es, como han dixho, un nexo de unión, pero, a la vez son un montón de responsabilidades más allá de cambiar pañales, que por suerte, tuviste ayuda, pero es mucho más.

Tú dejaste "tu vida" atrás, para dedicarte a ellos, y él, no podía dejar la suya para dedicarte a ti unos instantes que es lo que pedías, pero, no supo verlo, y te perdió...

Creo que se separaron vuestras vidas, porque él no quiso renunciar a la suya, cómo tú hiciste con la tuya...

Bss guapa!